Juan Uguet de Resayre | 2 minutos    

La inversión en intangibles impulsa la rentabilidad de los negocios

Durante esta última década las compañías han experimentado un cambio radical a la hora de invertir su capital. Durante la época industrial las grandes inversiones se realizaban en maquinaria o fábricas, sin embargo, las nuevas compañías ya no invierten en activos físicos, sino en activos intangibles como en I+D o marketing para crear o mejorar su marca. En el siguiente artículo el gestor Juan Uguet de Resayre analiza las implicaciones de este cambio de tendencia estructural.

Tangibles e intangibles, ¿en qué se diferencian?

De forma sencilla los activos tangibles son aquellos que se pueden tocar y sentir como podrían ser las plantas de fabricación, maquinaria, almacenes, camiones, etc. mientras que los activos intangibles son aquellos que no son físicos como podrían ser software, marcas, patentes, cartera de clientes, etc.

Una importante diferencia entre unos y otros es que los primeros se usan por la compañía que los controla en un momento determinado mientras que los segundos pueden usarse por la compañía que los controla y por otras a las que les fuera permitido en el mismo momento. Es decir, los activos intangibles son fácilmente escalables en el uso al ser fácilmente replicables y baratos de usar y por tanto pueden alcanzar una rentabilidad para el propietario muy superior al que se puede extraer de los activos tangibles.

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Los intangibles, muy presentes en negocios digitales

Un ejemplo ilustrativo sería el software desarrollado por una compañía para la gestión de su inventario que podría ser utilizado por el desarrollador y al mismo tiempo comercializado bajo licencia o suscripción para que otras compañías lo usaran al mismo tiempo.   El desarrollo original del software puede ser muy caro para el fabricante, pero el coste por unidad vendida adicional baja de forma exponencial.

Otra diferencia importante entre ambos tipos de activos, en esta caso negativa para los activos intangibles, sería la obsolescencia. El valor de los activos intangibles puede caer en valor de forma exponencial una vez queda obsoleto el producto en cuestión. Siguiendo con el ejemplo del Software, si una compañía lanzara un software mejor que el existente, el valor de su producto se desplomaría de forma rápida. Por el contrario, la vida útil de los activos tangibles suele ser más duradera en el tiempo y el riesgo de obsolescencia menor.

Activos intangibles, nuevo modelo de inversión

La nueva realidad económica y empresarial es que las compañías están intentando cambiar en los últimos años el modelo de inversión hacia activos intangibles frente al modelo antiguo de fuerte intensidad de capital en activos tangibles. Este nuevo modelo está permitiendo a muchas compañías con fuerte peso en activos intangibles el crecer más y de forma más rentable de lo que lo hacían en el pasado. Este mayor crecimiento y rentabilidad se traduce en valoraciones más elevadas para algunos sectores, en especial para el sector tecnológico, donde la escalabilidad es más evidente. En general, las compañías buenas y mejor gestionadas están evolucionando hacia modelos de negocio que requieren menor intensidad de capital mediante inversiones en tecnología, digitalización, e-commerce, etc, lo que en cierto modo justificaría valoraciones más elevadas para las compañías que lo consiguen. Por otro lado, las compañías que no lo consiguen y sus productos quedan obsoletos por la aparición de nuevos competidores sufren caídas en los mercados de forma más rápida y profunda que en el pasado.

La conclusión sería que en muchos negocios digitales o con fuerte peso de activos intangibles se justifican valoraciones elevadas por la baja intensidad de capital de sus negocios junto con su fuerte crecimiento y rentabilidad. El elevado peso en los índices de las compañías digitales/tecnológicas justificaría valoraciones más elevadas de los índices que en el pasado. Por el lado negativo, las menores barreras a la entrada en muchos de estos negocios y por tanto el mayor riesgo de obsolescencia convierten a muchas de estas compañías en inversiones arriesgadas frente a la inversión en empresas tradicionales con elevado peso en activos materiales.